Seguir a Cristo es ser como él. Actuar, hablar y vivir como él vivió.
Para eso, necesito negarme a mí, a mi forma de actuar, de hablar, de vivir...
para que viva él y no yo.
-Gálatas 2:19-21 Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios. Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo.
-NVI: Gálatas 2:20 He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo sino que Cristo vive en mí.
Se trata de ver lo más hermoso que podemos contemplar, el máximo amor, la entrega más sincera, perfecta y abundante en gracia y misericordia: Cristo dejando su trono para venir a este mundo a mostrarnos la luz, darnos ejemplo y vida muriendo por nosotros.
Se trata de verlo y dejar todo por el. Vender todo lo que tengo, renunciar a todo por darle todo a él, desear que toda mi vida le glorifique a él y emprender el camino de su cruz, ¡gozosos por el gran privilegio de padecer por y como él!
-Filipenses 2:5-8 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
-NVI: Filipenses 2:5 La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús,
6 quien, siendo por naturaleza[a] Dios,
no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse.
7 Por el contrario, se rebajó voluntariamente,
tomando la naturaleza[b] de *siervo
y haciéndose semejante a los seres *humanos.
8 Y al manifestarse como hombre,
se humilló a sí mismo
y se hizo obediente hasta la muerte,
¡y muerte de cruz!
no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse.
7 Por el contrario, se rebajó voluntariamente,
tomando la naturaleza[b] de *siervo
y haciéndose semejante a los seres *humanos.
8 Y al manifestarse como hombre,
se humilló a sí mismo
y se hizo obediente hasta la muerte,
¡y muerte de cruz!
Nota: En el vers.1:1 de Filipenses, la NVI dice: si sienten algún estímulo en su unión con Cristo, algún consuelo en su amor, algún compañerismo en el Espíritu, algún afecto entrañable,2 llénenme de alegría teniendo un mismo parecer.
Jesús determinó entregar su vida. Lo decidió y llegó hasta el final sin fallar una sola vez, por amor a su Padre y a nosotros. Nosotros hemos de hacer lo mismo que él, decidirlo, determinarlo y depender de él, por amor a él y a los demás.
-NVI: Juan 5:30 Yo no puedo hacer nada por mi propia cuenta; juzgo sólo según lo que oigo, y mi juicio es justo, pues no busco hacer mi propia voluntad sino cumplir la voluntad del que me envió.
-NVI: Juan 4:34 Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y terminar su obra.
-NVI: Juan 6:38 Porque he bajado del cielo no para hacer mi voluntad sino la del que me envió.
-NVI: Juan 18:11 ¡Vuelve esa espada a su funda! —le ordenó Jesús a Pedro—. ¿Acaso no he de beber el trago amargo que el Padre me da a beber?
-NVI: 2ª Corintios 5:14,15 El amor de Cristo nos obliga, porque estamos convencidos de que uno murió por todos, y por consiguiente todos murieron. Y él murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió por ellos y fue resucitado.
Este es el verdadero pensamiento que debe tener cada día un cristiano. Su propia negación, pensar SIEMPRE en los demás, preguntarse qué haría Jesús y depender de él, de la gracia que nos ha sido dada para vivirlo.
Todo es para reflejar a Cristo.
Un llamado al riesgo cristiano. Piper
Cristo nos llama a tomar riesgos para los propósitos del reino. Casi todos los mensajes de consumismo Americano dicen lo opuesto: Aumentar la comodidad y seguridad al máximo – ahora, no en el cielo. Cristo no se une a ese coro. Para cada santo tímido, titubeando al borde de alguna peligrosa empresa evangélica, el dice: “No temas, sólo pueden matarte” (Lucas 12:4 NVI: A ustedes, mis amigos, les digo que no teman a los que matan el cuerpo pero después no pueden hacer más.). ¡Si, a toda costa aumenten al máximo su gozo! ¿Cómo? Por el bien del amor, arriesguen ser insultados y perseguidos y que digan falsedades contra ustedes, "porque vuestra recompensa en los cielos es grande". (Mateo 5:11-12)
Cristo nos llama a tomar riesgos para los propósitos del reino. Casi todos los mensajes de consumismo Americano dicen lo opuesto: Aumentar la comodidad y seguridad al máximo – ahora, no en el cielo. Cristo no se une a ese coro. Para cada santo tímido, titubeando al borde de alguna peligrosa empresa evangélica, el dice: “No temas, sólo pueden matarte” (Lucas 12:4 NVI: A ustedes, mis amigos, les digo que no teman a los que matan el cuerpo pero después no pueden hacer más.). ¡Si, a toda costa aumenten al máximo su gozo! ¿Cómo? Por el bien del amor, arriesguen ser insultados y perseguidos y que digan falsedades contra ustedes, "porque vuestra recompensa en los cielos es grande". (Mateo 5:11-12)
Esto era normal. Convertirse en cristiano era arriesgar la vida. Decenas de miles lo hicieron. ¿Por qué? Porque hacerlo era ganar a Cristo, y no hacerlo era perder su alma. “Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por causa de mí, la hallará”. (Mateo 16:25)
Ahora parece que “hay otro evangelio” en el que eres salvo y a la vez cómodo y disfrutando de este mundo. Pero no hay otro evangelio que este
-1ª Juan 2:6 El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.
-NVI: el que afirma que permanece en él, debe vivir como él vivió.
Aquellos que han hecho el riesgo evangélico un estilo de vida voluntario serán los más preparados cuando no tengamos alternativa. Por lo tanto, les exhorto, en las palabras de la antigua iglesia: “Así pues, salgamos a El fuera del campamento, llevando su oprobio. Porque no tenemos aquí una ciudad permanente, sino que buscamos la que está por venir”. (Hebreos 13:13-14)
Las raíces de la perseverancia - John Piper
Ser cristianos debería significar que nuestra trayectoria se dirige hacia las necesidades, sin tener en cuenta los peligros, las incomodidades y las tensiones. En otras palabras, lo característico debería ser que el cristiano tome en la vida aquellas decisiones que comprendan el ponerse a sí mismo y a su familia en un peligro temporal, al mismo tiempo que disfrutan de una seguridad eterna. “Entristecidos, mas siempre gozosos...”
-NVI: 2ª Corintios 6:8-10 por honra y por deshonra, por mala y por buena fama; veraces, pero tenidos por engañadores;9 conocidos, pero tenidos por desconocidos; como moribundos, pero aún con vida; golpeados, pero no muertos;10 aparentemente tristes, pero siempre alegres; pobres en apariencia, pero enriqueciendo a muchos; como si no tuviéramos nada, pero poseyéndolo todo.
¿Quiere el Señor para nosotros una vida de sufrimiento? ¿De negarnos constantemente, poner en peligro nuestra seguridad humana por causa del evangelio o de bendición para otros? No importa lo que el hombre diga, Cristo es nuestro ejemplo.
-Juan 17:18 Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo.
-Juan 20:21Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes.
-Juan 20:21Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes.
-Romanos 8:17 Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendremos parte con él en su gloria.
-2ª Corintios 4:10-12 Dondequiera que vamos, siempre llevamos en nuestro cuerpo la muerte de Jesús, para que también su vida se manifieste en nuestro cuerpo.11 Pues a nosotros, los que vivimos, siempre se nos entrega a la muerte por causa de Jesús, para que también su vida se manifieste en nuestro cuerpo mortal.12 Así que la muerte actúa en nosotros, y en ustedes la vida.
-2ª Timoteo 2:11 Palabra fiel es esta: Si somos muertos con él, también viviremos con él;
2:12 Si sufrimos, también reinaremos con él; Si le negáremos, él también nos negará.
Haya, pues, en vosotros
este sentir que hubo también
en Cristo Jesús.
Filipenses 2:5